El queso maduro de cabra es uno de esos pequeños manjares que destacan por su aroma y delicioso sabor en cualquiera de sus versiones. Decir madurado significa que, a diferencia de los frescos, que se consumen inmediatamente después de su elaboración, en los madurados se necesita un proceso de curación más o menos largo.
Como ocurre con aquellos elaborados con leche de vaca o de oveja, el queso maduro de cabra se puede diferenciar en varias clases, según el tiempo de curación que tenga. Así, se puede elegir entre el queso tierno el semicurado o el curado.
Para la elaboración del queso maduro de cabra, en lácteos Segarra empleamos solo la leche de la mejor calidad. Una vez que ha cuajado gracias a los fermentos lácticos y un proceso de coagulación enzimática, comienza el proceso de curación, que será diferente en cada producto.
En ese proceso, el producto pierde agua, lo que hace que adquiera una textura más dura y un sabor más intenso. Pero, para que el queso maduro de cabra adquiera sus características particulares, hace falta algo más: cuidar cada detalle. Desde la temperatura a la ventilación o la humedad del recinto en el que madura son fundamentales.
El tierno es un queso maduro de cabra con un proceso de maduración muy corto, de apenas unos días. Es suficiente, sin embargo, para darle cuerpo y conseguir ese sabor delicado y textura cremosa que lo hacen inconfundible y que gusta a todo el mundo. Es, por otra parte, un producto con menos contenido en grasa.
Dentro de ellos, el llamado servilleta se caracteriza por su peculiar forma, adquirida porque se en vuelve en una tela y se deja crear en ella. Es un queso maduro de cabra de textura elástica y sabor suave y mantecoso cuya maduración es inferior a 20 días.
En los semicurados el proceso es algo mayor, puede durar entre uno y tres meses. En ese tiempo, la pérdida de agua es mayor, por lo que su consistencia es algo más dura. Este, además, es un tipo de queso madurado de cabra con mayor sabor y aroma, así como con más nutrientes (proteínas, calcio y potasio) que el tierno.
El de más cuerpo y sabor más intenso es el curado, que prácticamente ha perdido toda el agua. Se trata de un queso maduro de cabra cuya elaboración es lenta, en nuestro caso, seis meses en cámara. Gracias a ello, el resultado es un producto de sabor intenso pero exquisito y una textura consistente, pero muy agradable.
El proceso de curación para obtener un queso maduro de cabra puede ser mucho mayor y prolongarse más allá de los seis e incluso los nueve meses. El resultado son los quesos viejos y añejos, de sabores y aromas mucho más acentuados.
Gracias a ese proceso de curación tan diferente podemos disfrutar de un queso maduro de cabra para cada ocasión. Los tiernos son ideales para ensaladas y postres. Mientras, los semicurados son perfectos como aperitivo y también para acompañar platos más consistentes, a los que aportan un toque de sabor inigualable. Y los curados, por sí solos, son un bocado delicioso.
En Lácteos Segarra elaboramos el mejor queso maduro de cabra que puedas encontrar. Un queso maduro en sus diferentes clases, elaborado de manera artesanal para que adquiera todo su sabor y aromas y su textura sea agradable. Nuestros productos se adaptan así a cada momento y cada paladar. Un pequeño bocado de cielo a tu alcance.
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