La tablas de quesos son esa solución comodín, válida para una reunión de amigos, una fiesta o una jornada tranquila en casa. Son deliciosas; y pueden ser tan elegantes y visualmente atractivas como queramos. Son muy fáciles de preparar, con la ventaja de que cada minuto empleado en ello revierte en un gran resultado. Basta con tener los ingredientes necesarios y cortarlos colocándolos con nuestro propio gusto y criterio. En estos tiempos, en los que parece que nadie se resiste a colgar en su red una fotografía de eso tan delicioso que va a comer, una tabla de quesos vistosa puede ser el motivo idóneo para que nuestros invitados cumplan también con esa parte de su ritual.

 

 

¿Qué tipos de quesos utilizar en una mesa de quesos?

 

Obviamente esto dependerá de la cantidad de comensales y también de hasta qué punto conozcamos sus gustos. Habitualmente lo recomendado es servir entre 5 y 8 quesos de tipos y características diferentes. La idea es proponer una tabla en la que se encuentren quesos con distintos puntos de curación o maduración, y también quesos elaborados con distintos tipos de leche: cabra, vaca, oveja. Del mismo modo es interesante contrastar texturas y proporcionar quesos suaves con otros más o menos duros. Sin olvidarnos de la posibilidad de contrastar quesos con o sin corteza, y diferentes tipos de cortezas. Incluso puede resultar divertido preparar una tabla en la que los quesos puedan tener procedencias geográficas diversas, o, si alguno de nuestros invitados es extranjero, preparar una tabla solo con quesos de la tierra que está visitando.

 

 

Las posibilidades son muy amplias, y la regla básica es jugar con los diferentes tipos, maduraciones y texturas hasta conseguir una variedad de opciones que invite a probar y experimentar contrastes de sabores.

 

 

Cómo preparar una tabla de quesos paso a paso

 

 

Ok, puede parecer una perogrullada, pero lo primero que necesitamos es la propia tabla. Nos dirán que un gran tablero de pizarra negra quedará espectacular, aunque no es habitual tenerlo por casa. ¿No tenemos una de esas tablas especiales que siempre tienen los expertos? No pasa nada. Podemos usar una tabla de cortar grande, una fuente para servir o incluso una bandeja para hornear. Cualquier superficie plana grande funcionará.

 

 

Lo siguiente es recordar que el frío de la nevera no es precisamente el mejor aliado de los sabores y las texturas de los quesos, debemos recordar dejar que las viandas se atemperen un tiempo. En un ambiente frío necesitaremos como mínimo una hora, pero si estamos en una época y lugar cálido bastará con 30 minutos.

 

 

Calculamos las cantidades necesarias, aunque siempre podemos levantarnos de la mesa para cortar más queso si se ve que nos hemos quedado cortos, podemos calcular entre 80 y 100 gramos por comensal, si se trata de una tabla de postre o si forma parte de un menú; y podemos llegar hasta entre 180 y 200 gramos por participante en la mesa si la tabla será el plato principal de la jornada. En cambio, si estamos planteando la tabla como un apetitoso aperitivo pensemos en utilizar solamente entre 50 y 70 gramos por comensal.